sábado, noviembre 25, 2006

Lo absurdo




Aún a día de hoy me levanto a veces pensando en los dos años que desperdicié.

Aún a día de hoy me jode pensar que tú puedes ser más feliz, querer más y/o ser más querida, hacer más el amor o simplemente tener más suerte que yo. Malvivo en una competición absurda.

Aún a día de hoy algo me pisa en el pecho cuando me pongo a recordar o cuando recuerdo sin ponerme a ello.


Sea o no irracional.


Quiero retirarme pero no puedo. Además corro solo.

miércoles, noviembre 22, 2006

¿Tú también? Yo sí, algunas veces.


"A veces, cuando me aburro, pienso en maneras de morirme. Bueno, no necesariamente cuando me aburro. Esas ideas me vienen a veces. No es pensar en la muerte, sino en maneras concretas de morirse:

Voy por un supermercado lleno de gente, un viernes por la tarde, empujando el carrito y me viene el flash. ¿Y si me desplomo aquí mismo entre toda esta marabunta de compradores y me muero? Intento imaginar lo que haría esa chica de ahí delante; aquella mujer gorda de ahí detrás; el hombre ese calvo y con gafas que examina ahora mismo un tarro de mermelada alzándolo hacia la luz; y los niños... ¿cómo reaccionarían los niños? Pensarían que era una broma, supongo.

Hay tantas maneras de morirse... Están las de siempre: cáncer, infarto, pancreatitis, apéndice rupturado, embolismo pulmonar. Y las de origen traumátologico: accidentes de coche, despeñamientos, caídas del balcón mientras tiendes la ropa, o a causa de una tremenda borrachera, o cortado en pedazos por una máquina de segar, o tragarse un hueso de pollo y asfixiarse, o una herida mal curada, o un berrinche que te hace estallar una vena o te abre definitívamente la úlcera.

Todos nos vamos a morir. ¿Cuándo llegará el temido momento? No lo sé. Podría ocurrir aquí mismo mientras escribo, o encendiendo una mañana un cigarrillo y abriendo las venecianas para que entre la luz del sol. Me quedaría tirado probablemente en medio del suelo. Un hilillo de saliva, tal vez, colgándome de la comisura de la boca. Y la colilla, humeando en la alfombra, creando un círculo negro y chamuscado a su alrededor."

Cuando me aburro - Roger Wolfe


*Pintura de J.R. Williams

domingo, noviembre 19, 2006

La vida





Más tiras en http://www.fotolog.com/ylatirasuelta/

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sábado, noviembre 11, 2006

Planes futuros




¿Por qué siempre vale la redundancia?



[Foto de Jerry Uelsmann]

miércoles, noviembre 08, 2006

Ecce Homo




Mi forma de saldar cuentas consiste en enviar como respuesta a la tontería, lo más pronto posible, algo inteligente: acaso así sea posible repararla todavía. Dicho en imágenes: envío una caja de confites para desembarazarme de una historia agria. Basta con que a mí se me haga algo malo para que yo «ajuste cuentas», de eso estese seguro: pronto encuentro una ocasión para expresar mi gratitud al «malhechor» (a veces incluso por su infamia) o para pedirle algo, lo que puede resultar más cortés que el dar algo. Me parece asimismo que la palabra más grosera, la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio. A quienes callan les faltan casi siempre finura y gentileza de corazón; callar es una objeción, tragarse las cosas produce necesariamente un mal carácter, estropea incluso el estómago.
Todos los que se callan son dispépticos. Como se ve, yo no quisiera que se infravalorase la grosería, ella es con mucho la forma más humana de la contradicción y, en medio de la molicie moderna, una de nuestras primeras virtudes. Cuando se es lo bastante rico para permitírselo, constituye incluso una felicidad el no estar en lo justo. A un dios que bajase a la tierra no le sería lícito hacer otra cosa que injusticias, tomar sobre sí no la pena, sino la culpa, es lo que sería divino.

Friedich Nietzsche

martes, noviembre 07, 2006

Nuevos planes, idénticas estrategias


Nuevos Planes, idénticas estrategias


"Parece ser que va a llover,
el aire aquí es más cálido", me dijo una mujer
de aspecto amable y peinado imposible
esta mañana en el ascensor. ¿Por qué nadie me iba a mentir allí?


Tal revelación me impidió dormir.
Tracé un ambicioso plan: consistía en sobrevivir.


Y mi voz era un imán, y así logré captar,
paseando por el Carrefour a un ejército de un centenar.
Y nos reuniremos en los aeropuertos,
y al calor de una smoking-room en la que no entra aire ni luz
hablaremos del tiempo y acaso del gobierno,
y trazaremos nuestro magno plan, y a una estación sucederá otra igual.


Parece ser que fracasé;
mi rostro hoy no apareció por televisión.
Da igual; yo, como buen occidental,
sé nadar igual que un pez, un pez en un mar de mediocridad.


Casi claudiqué. De..decían de mi:
"con lo que hay dentro de ti, no estará nada mal si mañana estás aquí".
Y en la cama de un sucio hospital
continúo en soledad disparando como Kevin Ayers a una luna llena,
tan tan llena que no, no puedo fallar, que no voy a fallar.


Y sé que no querrás volver a confiar en mí;
ya nadie confía en la energía nuclear después de lo de Chernobyl.


Pero el cielo, aun tan negro,
es nuestro cielo, es nuestro,
y tengo un ambicioso plan: consiste en sobrevivir.


(Yo te quiero, y no lo he hecho
y sé que no haré jamás nada más real y nada más sincero,
yo te quiero, y tengo un plan para los dos: consiste en sobrevivir.)



Nacho Vegas